Las enfermedades respiratorias son muy importantes en los caballos, porque tienen un impacto directo y a menudo sustancial en su rendimiento. Los acontecimientos, en los que se congrega un gran número de caballos, favorecen la difusión del virus, que se transmite por vía respiratoria. Esta enfermedad es sumamente contagiosa y las partículas víricas se pueden transmitir directamente de un caballo a otro o por contaminación del equipo, la ropa o por el aire. Una población de caballos sin vacunar, sin exposición previa al virus, tiene una tasa de infección próxima al 100%.
El virus pertenece a la categoría de virus de la “gripe A”, con dos subtipos diferentes: equino-1 (H7N7) y equino-2 (H3N8). La enfermedad vírica provoca una inflamación de las mucosas respiratorias y, después de un período de incubación de aproximadamente 1-5 días, empiezan a aparecer los síntomas de gripe. El cuadro clínico en su conjunto puede ser extraordinariamente debilitante para el caballo y durar unos 10 días, aunque la tos puede persistir durante bastante más tiempo. Igual que ocurre en las personas, los caballos que se recuperan de la enfermedad no quedan inmunizados de por vida frente a posteriores exposiciones al virus.
– La vacunación es la principal defensa contra la enfermedad y constituye un aspecto importante de la protección contra los brotes de gripe. La vacunación también es un requisito indispensable en el caso de los caballos que se desplazan con frecuencia, como los que compiten en pruebas internacionales. –